No ha caído muy bien entre los propietarios de establecimientos nocturnos de Cartagena la propuesta de restringir la rumba hasta la una de la mañana como una de las medidas para frenar la ola inseguridad que tiene azotada a la ciudad.

La medida, que está siendo analizada por la Secretaría del Interior, se traduciría en el cierre de los negocios nocturnos y en consecuencia, de la pérdida de al menos 6.000 empleos, según las cifras de María Teresa Vergara, presidenta de Asobares, capítulo Cartagena.

Consideró que esta decisión estaría siendo adoptada sin ninguna planificación o estudio previo, por lo que el sector del comercio formal será el único golpeado.

 “Es una medida incoherente porque si revisamos las estadística de hurto y homicidio de la ciudad, en su mayoría son en horas de la mañana y la tarde, además tampoco están relacionados con los establecimientos comerciales. Invitamos al alcalde a reconsiderar esta decisión”, planteó al portal Mundo Noticias.

Para la dirigente gremial, las autoridades han asegurado que la ola de homicidios obedece a la guerra que libran bandas dedicadas al microtráfico.

El gremio de comerciantes agrupados en Fenalco capítulo Bolívar también expresó preocupación por lo que sería la entrada en vigencia del decreto que sería lesivo para sus afiliados que vienen de un duro revés por la pandemia de Covid-19.

“Ha sido reiterada la posición gremial frente a la naturaleza de las mismas en el sentido de que son restrictivas de las actividades económicas formales, trasladan mayores cargas y costos a los administrados, desplazan el ejercicio del control sobre particulares y desconocen las dinámicas propias de la adopción de decisiones de creación y puesta en marcha de empresas”, planteó la seccional.

Al mismo tiempo, el gremio confió en que la administración distrital no aplique restricciones “indebidas e injustificadas”.

Para la Federación de Comerciantes, la reducción de los horarios es “la decisión más fácilmente adoptable para el ejercicio del control. Sin embargo, muestra el desafecto a los esfuerzos y a las muchas y costosas limitaciones y obligaciones que debe observar el sector formal de la economía para funcionar y facilita a los infractores acudir a las sombras y escapar del control de la autoridad y del deber de observancia de múltiples normas, dejando todo el peso sobre los formales que ejercen a la vista”.